"La única esperanza para mí eres tú, solamente"
(My Chemical Romance)
(My Chemical Romance)
-Frank. ¿No piensas hacer nada para salvarte?-le pregunté inquieta.
-Si no pude salvarte a ti aquella noche ¿Cómo crees que yo salvaría mi vida?—contestó.
-Pues… es que en ese entonces no habías salvado tu vida, así que no podías salvar la de otra persona.
-Scar…--llamó mi nombre con intriga.
-¿Sí?
-¿Podrías perdonarme? Creo que es lo que necesito para seguir viviendo.
Reí un poco. Era tan lindo verlo vulnerable.
-Pero si yo ya te perdoné desde hace mucho—mentí para darle seguridad. Lo había perdonado hace un día. Qué imbécil sonó eso—Frank, ahora no te preocupes por mí. Eres tú quién me preocupa
Dio un respingo.
-¿yo te preocupo? ¿Cómo es que eso puede estar pasando? Creí que yo era el invisible para ti.
-Uhm. Lo eras—comenté siendo honesta—Pero ya no lo eres. Entendí que yo fui egoísta.
-No, fui yo el egoísta. Por mi culpa falleciste tú, dejé que te asesinaran para tener un techo donde vivir, Mario me amenazó—suspiró—bueno, perdóname.
-Ya lo hice
-¡Pero quiero que me lo digas!
-Está bien, está bien. No te enojes… Yo te perdono, Frank. ¿Ya?
-Gracias—contestó con una sonrisa radiante--¿Crees que ya pueda verte?
-Oh. Pues… realmente no conozco el protocolo.
-¿De qué hablas? ¿No habías aparecido ante otros antes?
-No
-Ah, ya veo.
-Bien. Intentemos. Uhmmm Concéntrate.
-¿En qué?
-Pues, no sé. A ver… Como si pidieras un deseo—enserio me sentía tonta. Él comenzaba a ponerme nerviosa. Es que era tan… lindo—Sí, en tu cabeza. Como si pidieras que quieres verme, quieres ver un fantasma… ¿Enserio quieres ver un fantasma?
-Si se trata de ti, claro que sí. Nunca había visto algo sobrenatural hasta el día en que Mario te… tu sabes.
-Sí, ya olvidemos eso.
-Ese día, después de que él te asesinara, comenzaste a moverte como loca. Pero estabas agonizando, yo me espanté tanto que salí corriendo a vomitar. jeje, lo siento. Y luego regresé esperando a que volvieras a respirar. Pero no fue así.
Qué… romántico su comentario.
-¿Podemos olvidarlo ya?
-De acuerdo
-Ahora, concéntrate.
Asintió con la cabeza. Cerró los ojos y frunció los labios, creo que intentaba ponerle más fuerza a su mente. Yo también los cerré concentrándome de igual manera para que pudiera verme.
Sólo espero que no logre ver los moretones que tengo, no quiero asustarlo
-¿Podemos olvidarlo ya?
-De acuerdo
-Ahora, concéntrate.
Asintió con la cabeza. Cerró los ojos y frunció los labios, creo que intentaba ponerle más fuerza a su mente. Yo también los cerré concentrándome de igual manera para que pudiera verme.
Sólo espero que no logre ver los moretones que tengo, no quiero asustarlo
Pasaron varios minutos.
Él comenzó a reír, reacción que me sorprendió.
-¿Qué?—pregunté separando los párpados.
Frank estaba sentado sobre el suelo, debajo de un cuadro, el cual tenía un dibujo hecho por él. Reía disimuladamente.
-te ves linda
Me señaló un enorme espejo que colgaba de la pared justo a mi izquierda. Volví a ver mi propio fantasma en un espejo. Por suerte sólo se veían las ropas que traía, ni un moretón. Incluso el vestido blanco que la abuela me había regalado, y con el que yo había muerto, parecía remendado a la perfección. Mi cabello seguía enredado, pero parecía un ángel de verdad.
-¿Qué?—pregunté separando los párpados.
Frank estaba sentado sobre el suelo, debajo de un cuadro, el cual tenía un dibujo hecho por él. Reía disimuladamente.
-te ves linda
Me señaló un enorme espejo que colgaba de la pared justo a mi izquierda. Volví a ver mi propio fantasma en un espejo. Por suerte sólo se veían las ropas que traía, ni un moretón. Incluso el vestido blanco que la abuela me había regalado, y con el que yo había muerto, parecía remendado a la perfección. Mi cabello seguía enredado, pero parecía un ángel de verdad.
-¿enserio te gusta cómo me veo?
-Claro. Es como te recuerdo—me sonrió y yo hice lo mismo.
Me senté a su lado. De veras quería conocerlo, me atreví a preguntar.
-¿Cuándo es tu cumpleaños?
-¿qué? ¿Es la primera noche en que podemos hablar y te dignas a preguntarme por esa fecha?
-Oh… sí. No tengo otra cosa en mente.
-Bueno—su semblante había cambiado, parecía que su cara brillaba—Pues es en Octubre.
-Uh, Halloween
-Sí, exactamente el 31.
-¿enserio? Qué genial.
-¿Qué más quieres saber de mi?
-¿Tú no quieres saber nada de mí?
-Lo sé todo de ti, Scarlet—me sonrió.
-Bueno. ¿Qué haces en tus tiempos libres?
-Asesinar gente, y también me gusta interactuar con fantasmas traslúcidos.
Rió
-Es un chiste. Ríete—dijo mostrándome sus dientes.
Logré entender, y me reí con él.
-En realidad me gusta la música. Toco la guitarra—dijo señalando una guitarra blanca con letras. Sonrió—Se llama Pansy
Y así era como decían las letras “Pansy”… Chico raro, hobbies raros, nombre de guitarra raro, igual a: Frank. Muy bien.
-genial. ¿Y tú escribiste la letra de la canción que habla sobre mí?
-Ah, así que fuiste tú quien abrió mi cuaderno.
-Lo siento.
-No te preocupes, de todos modos pensaba dártela… claro, antes de morir.
De pronto todo se quedó en silencio. Nos vimos a los ojos. Yo a los suyos avellana y él a los míos, transparentes.-Claro. Es como te recuerdo—me sonrió y yo hice lo mismo.
Me senté a su lado. De veras quería conocerlo, me atreví a preguntar.
-¿Cuándo es tu cumpleaños?
-¿qué? ¿Es la primera noche en que podemos hablar y te dignas a preguntarme por esa fecha?
-Oh… sí. No tengo otra cosa en mente.
-Bueno—su semblante había cambiado, parecía que su cara brillaba—Pues es en Octubre.
-Uh, Halloween
-Sí, exactamente el 31.
-¿enserio? Qué genial.
-¿Qué más quieres saber de mi?
-¿Tú no quieres saber nada de mí?
-Lo sé todo de ti, Scarlet—me sonrió.
-Bueno. ¿Qué haces en tus tiempos libres?
-Asesinar gente, y también me gusta interactuar con fantasmas traslúcidos.
Rió
-Es un chiste. Ríete—dijo mostrándome sus dientes.
Logré entender, y me reí con él.
-En realidad me gusta la música. Toco la guitarra—dijo señalando una guitarra blanca con letras. Sonrió—Se llama Pansy
Y así era como decían las letras “Pansy”… Chico raro, hobbies raros, nombre de guitarra raro, igual a: Frank. Muy bien.
-genial. ¿Y tú escribiste la letra de la canción que habla sobre mí?
-Ah, así que fuiste tú quien abrió mi cuaderno.
-Lo siento.
-No te preocupes, de todos modos pensaba dártela… claro, antes de morir.
“Aprenderás a dar consejos” sonó una voz en mi cabeza. Había olvidado la razón por cual estaba aquí, debía ayudar a Frank. ¿Pero, Cómo?
-Oye—dije rompiendo el hielo--¿tienes alguna idea de cómo salir de aquí?
-La única vez que me dejan salir es cuando voy a la escuela.
-De veras. Debes irte.
-No importa. Una falta en todo el año no le hace daño a nadie
-¿Nunca faltas a la escuela?
-Claro que no. Prefiero estar ahí soportando niñitas lloronas y muchachos superficiales que quedarme con Mario.
Bien, ya lo conocía más: 1.Su cumpleaños, 2. Su hobby era dibujar y tocar música, 3. amaba la escuela igual que yo.
-Las letras de mis canciones también mencionan querer volar o cosas por el estilo. Es como si leyera un libro, como una forma de escapar en mí mismo de la vida tan… asquerosa que tengo—dijo esto mirando a la nada. Se levantó dejándome sola en el piso. Luego tomó la fotografía del escritorio y también su cuaderno donde vi el dibujo y la canción que hizo de mí. Y regresó a mi lado.
Escapar. Esa era la solución.
Un escape normalmente funciona. Los hay mentales y físicos.
Los ejemplos de los escapes mentales tienen que ver con huir de la cruel o, en algunos casos, muy buena realidad que el individuo vive, supongo. Siempre se presentan como el caso de Frank: en poemas, la música, canciones… Cosas que nos puedan hace imaginar una vida mejor para nosotros mismos. Es como si tu propia mente te salvara.
Un escape normalmente funciona. Los hay mentales y físicos.
Los ejemplos de los escapes mentales tienen que ver con huir de la cruel o, en algunos casos, muy buena realidad que el individuo vive, supongo. Siempre se presentan como el caso de Frank: en poemas, la música, canciones… Cosas que nos puedan hace imaginar una vida mejor para nosotros mismos. Es como si tu propia mente te salvara.
-escapar—repetí—yo hacía eso también, huía de mis lágrimas por mi familia muerta. Lo hacía escuchando música o haciendo música.
-también hay otras formas de escapar, Scarlet.
-¿ah, sí?
-Como cuando alguien te tiene secuestrado o algo así. Entonces comienzas a idear un plan para salir del lugar. Cuando lo logras, antes de que se den cuenta, tú ya estás corriendo a miles de millas de ahí. Corres lo más rápido posible, tan rápido que tus pulmones se llenan de aire frío y el pecho te duele. Pero tú solo quieres ser libre y no te importa y sigues corriendo hasta que no sientes las piernas…
Verlo hablar es de las cosas más hermosas que he podido apreciar en una persona.
-¿Tu has escapado alguna vez?—pregunté. Pues parecía que eso él a lo había vivido.
-No, y no pienso hacerlo. Mario me hizo jurar que nunca intentaría cosas como esa, entre esas cosas estaba la idea de querer matarlo. ¿Entiendes? No puedo escapar de aquí, estoy condenado a vivir un infierno a su lado. Preferiría morir.
-¿Tu has escapado alguna vez?—pregunté. Pues parecía que eso él a lo había vivido.
-No, y no pienso hacerlo. Mario me hizo jurar que nunca intentaría cosas como esa, entre esas cosas estaba la idea de querer matarlo. ¿Entiendes? No puedo escapar de aquí, estoy condenado a vivir un infierno a su lado. Preferiría morir.
Los escapes físicos son eso, una huida, cuando encuentras algún lugar real para esconderte, como un sótano, una bodega, un bosque, la casa de tu abuela, un baño público. Lo que sea, de todos modos ayudará a que la gente que quiere asesinarte no te encuentre jamás, o que-por lo menos- retrase el momento en que deban hacerlo.
Frank ya había encontrado escapes mentales, pero… él ahora no necesitaba solo letras de canciones ni notas musicales, necesitaba un lugar donde guardarse, donde ni al muerte pudiera encontrarlo. Yo iba a ayudarlo.
Y para eso antes necesitaba que confiara en mí y así poder convencerlo.
El miedo a Mario que Frank tiene le impide soñar.
El miedo a Mario que Frank tiene le impide soñar.
-Así que le temes a Mario.
-Supongo.
-¿y si te digo que escapar sería la mejor de las soluciones de tu vida?
-¿romper mi promesa con ese bastardo? no lo creo.
-¿Por qué no? De todos modos nunca lo has intentado. ¿y si realmente Mario no te hace nada y todo eso que te dijo son simples amenazas que él jamás podría cumplir?
-¿y si sí son?—su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal. Su cuerpo temblaba.
-Frank—lo miré seria. Estaba harta. Era lindo verlo un poco vulnerable, pero no era para tanto—Mírame—me obedeció--¿alguna vez has visto a Mario asesinar a alguien?
-No…--contestó pensativo
-¿Ves? Ni siquiera a mí me mató.
-Tienes razón, Scarlet—soltó una risita—Siempre fuiste la chica inteligente.
-Supongo
-¡Já!—se burló
-¿Qué?
-Te hice ruborizarte--Se levantó, yo también lo hice. Comenzó a dar un bailecito muy raro—Mírenme, soy Frank Iero e hice que se ruborizara un fantasma—canturreó
-bien, bien. Lo lograste ¿ahora qué?
-No lo sé—suspiró tornando los ojos y luego volvió a mirarme—Creo que tienes razón, enserio… Creo que lograste converncerme. No sé cómo lo hiciste…
-¿Y ahora qué?
-Supongo que haré mis maletas.
-¿Estás hablando enserio?
-Me diste esperanza, Scar. Como cada vez que te veía.
-¿a qué te refieres?
-A que siempre que me encontraba contigo, a propósito o sin querer, me alegrabas el día y me hacías pensar que mi vida no era tan mala si estabas ahí.
Un chasquido sonó de nuevo. Por suerte Frank seguía ahí. Pero creo que ya era hora de irme.-Supongo.
-¿y si te digo que escapar sería la mejor de las soluciones de tu vida?
-¿romper mi promesa con ese bastardo? no lo creo.
-¿Por qué no? De todos modos nunca lo has intentado. ¿y si realmente Mario no te hace nada y todo eso que te dijo son simples amenazas que él jamás podría cumplir?
-¿y si sí son?—su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal. Su cuerpo temblaba.
-Frank—lo miré seria. Estaba harta. Era lindo verlo un poco vulnerable, pero no era para tanto—Mírame—me obedeció--¿alguna vez has visto a Mario asesinar a alguien?
-No…--contestó pensativo
-¿Ves? Ni siquiera a mí me mató.
-Tienes razón, Scarlet—soltó una risita—Siempre fuiste la chica inteligente.
-Supongo
-¡Já!—se burló
-¿Qué?
-Te hice ruborizarte--Se levantó, yo también lo hice. Comenzó a dar un bailecito muy raro—Mírenme, soy Frank Iero e hice que se ruborizara un fantasma—canturreó
-bien, bien. Lo lograste ¿ahora qué?
-No lo sé—suspiró tornando los ojos y luego volvió a mirarme—Creo que tienes razón, enserio… Creo que lograste converncerme. No sé cómo lo hiciste…
-¿Y ahora qué?
-Supongo que haré mis maletas.
-¿Estás hablando enserio?
-Me diste esperanza, Scar. Como cada vez que te veía.
-¿a qué te refieres?
-A que siempre que me encontraba contigo, a propósito o sin querer, me alegrabas el día y me hacías pensar que mi vida no era tan mala si estabas ahí.
-Frank. Tengo que irme ya
-¿Enserio?—su cara se tornó algo oscura.
-Lo siento. Prometo volver a visitarte. Aún tengo asuntos pendientes.
-Antes de que te vayas… quiero preguntarte si la has visto—me mostró la foto que había tomado hace unos minutos.
-¿Quién es?
-mamá—su voz se quebró en la última sílaba.
Observé la fotografía. La mujer era idéntica a La Ayudante de los ángeles Consejeros. Sí, era ella.
-Seguro. Tu madre es uno de los ángeles más geniales que he conocido—le sonreí recordando lo que ella hacía—Creo que ella siempre te visita. Y está celosa de mí.
-¿enserio, por qué?
-Porque sabe lo que… siento por ti—confesé, pero nada me dejó ver su respuesta.
Todo se movió y volví al lugar que me hacía sentir feliz. Todo seguía blanco. A mi lado estaba justamente la madre de Frank