17 dic 2011

My Murder; Capítulo 15

"Escucha a la lluvia"
(Evanescence)


Me senté entre la blancura del lugar, la mujer hizo lo mismo. Me sonrió.

-Felicidades, supongo—comentó la mujer—Has logrado hablarle, él es un buen muchacho…
-Oiga
-¿Sí?
-¿Usted es… su madre?
Se tensó igual que Frank. Creo que eso obvia la respuesta. Se levantó del… suelo.
-¿Por qué la pregunta?
-Me mostró una foto, dijo que la mujer de la imagen era su madre…--suspiré—Se parecía mucho a usted…
-Sí, Scarlet. Soy yo…
-¿Por qué está conmigo? ¿Me apoya, por qué?
-Porque debo hacerlo, formo parte de este entorno donde debemos ayudar a las almas en su primer duelo…
-¿No le importa lo que suceda entre su hijo y yo?
Me sonrió comprensiva. Era algo extraño saber que hablaba con la madre de mi “alma gemela”
-Me interese o no, de todos modos debían unirse, Scarlet. Pero bueno, basta de charlas…
-No—dije seria.
-¿Qué?—puso cara perpleja.
-No quiero que esto se termine. Quiero saber por qué mis padres murieron, por qué se casó con Mario y por qué no ha ayudado a Frank con su vida—esto último hizo que el rostro de la madre de Frank se volviera triste, incluso podría jurar que sus mejillas en vez de tornarse rojas de coraje, eran moradas, como si alguien la hubiera golpeado.
-Scarlet—respondió con voz fuerte—No tienes idea de lo que traté. De lo mal que me sentí al dejar a Frankito con Mario.
-¿Usted ya sabía que él era malo?
-Desde el primer momento en que lo ví. Pero me….
-amenazó—completé su frase. Esto me hizo recordar algo.
 Cuando yo era una niña de siete años o más, mi hermana y yo visitábamos a la abuela, cuando regresamos a la casa, había un hombre hablando con mamá y papá. Entramos y nos vieron, papá nos ordenó que saliéramos a jugar, lo cual fue extraño, pues cuando vas a jugar nunca lo haces porque alguien te obligó. En fin, mi hermana salió, pero yo me quedé detrás de la puerta principal de la casa…
 Escuché que esa voz grave le gritaba a mi madre, mi padre intentaba defenderla, pero el otro solo lo ignoraba. Decía palabras que en ese momento no entendía: “estaba frenéticamente enamorado de ti”
 Las palabras “frenéticamente” junto con “Enamorado” no podía yo ponerlas juntas y darles algún significado importante…  Pero ahora sé algo más. Mario asesinó a mi padre por venganza…
-Debes salvar a mi hijo…--me anunció ella interrumpiendo mis pensamientos—Por favor. Es por eso que te dije que ya no teníamos tiempo de hablar—su voz comenzaba a sonar suplicante—Hace un rato escuché a Mario, bajé con él mientras tú estabas con Frankie. Lo escuché decir que iba a hacerle algo, que era el día perfecto… No entendí
-Está bien—suspiré una vez más—Pero… si no es mucha molestia, ¿Cuál es su nombre?
-¿Frank no te lo dijo?
-No
-Soy Linda.
-Muy bien, Linda. Haré lo que pueda, de cualquier forma es mi “misión”.
-Sí. Es por eso que yo no pude salvar su vida de las catástrofes que le esperaron con Mario.
-¿Por qué no lo detuvo antes de fallecer?
-Lo intenté—me dijo mientras miraba a la nada, sus ojos brillantes de apagaron—y esa es la razón por la cual estoy aquí…

 Una manita me tomó del vestido blanco.
-Vámonos, Scarlet. Va a llover…
-¿Qué?
-Cuando un alma de este cielo recuerda cosas tristes comienza a llover—dijo la pequeña Scarlet de vestido azul.
-¿A dónde vamos?
-A donde sea…
-Quiero irme con Frank.
-Muy bien. Pero hay que apurarnos, aquí arriba se pone más feo que en la tierra de los mortales.

*

Volvimos a bajar a la tierra.

Era de noche ya, estaba oscuro el pueblo y el viento soplaba de la manera más escalofriante posible.

Nos encontramos  en la sala de la casa de Mario. Frank estaba parado enfrente de él y el señor estaba acomodado en su sillón gigantesco, lo miraba de forma irónica como si realmente no lo escuchara.

 Se gritaban eufóricos.

-¡Enserio quiero que dejes esa maleta en tu habitación y me hagas de comer!
-¡Te dije que no! Me largo de esta casa ¿entendiste, Mario? No quiero vivir más contigo. Ya soy mayor de edad.
-Eres mayor de edad hace como medio año—bufó--¿Por qué no pensaste en eso antes, idiota?
-Porque era eso; un idiota. Pero hoy no me haces tonto, Mario. Hoy sé lo que quiero y lo que debo hacer.
-Frank—le habló serio el hombre de cicatrices—No puedes irte.
-¡Ha! ¿Quién va a impedírmelo? ¿Tú? Si solo eres un hombre obeso que se sienta en cualquier lugar y da órdenes.
-No soy tan gordo
-Bien, no lo eres. Pero no haces nada más que ordenar a gente que a veces ni conoces—volvió a tomar la manija de la maleta—En fin, me largo.
-No puedes irte—repitió mirándolo de forma retórica.
-¡No voy a seguir siendo tu ama de llaves! ¡Ni tu cocinera! ¿Entendiste? Quiero irme.

La pequeña Scarlet y yo nos sentamos en el suelo viendo la escena. Me sentí orgullosa de Frank al tener las agallas de enfrentar a Mario de tal manera.

Frank dio un paso acercándose a la puerta, pero Mario lo tomó de la mano izquierda con mucha fuerza, haciéndolo retroceder.
-¿Qué haces?
-Lo estoy deteniendo, señor adulto—se burló Mario

El cielo comenzó a tronar y segundos después cayó una tormenta ruidosa.
-Te dije que llovería—me susurró la pequeña de vestido azul.

Frank soltó de nuevo su maleta.
-No lo hagas. Ya lo decidí y lo pensé muy bien. Estaré perfecto aunque sea viviendo en la calle.
-No vas a irte, Iero.
-Oh ¿Quieres ver?
-Frank. No soy tan idiota, el cuerpo de Scarlet tiene mis huellas y las tuyas. Nos denuncié porque sabía lo que harías.
-¿Eres baboso o qué te pasa? ¿Por qué nos denunciaste? Te denunciaste incluso a ti—su rostro comenzó a enrojecer.
-No me interesa. Si eso va hundirte, entonces está bien para mí—rió de forma macabra—De todos modos yo ya viví mi vida. He estado en lugares peores que los reclusorios, podría morir en un lugar de esos y no me dolería tanto como la muerte de Linda
-¡Cállate! No te creo, a ti la muerte de mi madre no te lastimó ni un vello.
-¡Claro que me dolió! Pero  ¿Sabes qué me dolía más?—hizo una pausa—Que ella no me amara tanto como quiso a tu mugroso padre.

  Entonces eso era, Mario trataba como basura a Frank porque tenía resentimientos hacia su papá.

Así que Mario estaba enamorado de mi madre y de la madre de Frank. Asesinó a sus respectivos esposos y luego las asesinó a ellas.


-¡Tu asesinaste a mi madre!—gritó y una gorda lágrima cayó sobre su mejilla izquierda. Cerró los puños.

Mario comenzó a sollozar tomándose el rostro entre las manos.
-Yo… yo no quería…--murmuraba—sus palabras me herían—sorbió la nariz--…esa mañana Linda estaba hablando sobre lo tanto que te parecías a tu padre. Y los celos no me dejaban ver lo que le estaba haciendo.
  El cuerpo de Frank temblaba de coraje a mi lado, sus dientes chirriaban y sus ojos fueron inundados por las decenas de gotas cayentes.


“Odio la voluptuosidad de este hombre de mierda” leí el pensamiento de Frank.

Mario se secó las lágrimas y volvió a incorporarse poniendo cara seria.
-Bien, Frank… te vas a quedar aquí o si no la justicia va a encontrarnos y te llevarán a la cárcel.
-¡No me vas a detener!—gritó mientras salía de la casa corriendo y olvidando la maleta donde llevaba sus cosas.

*

Yo seguía con Frank caminando debajo de la tormenta.
-¿Qué harás?—susurré en su oído.
 Dejó de andar mientras se mojaba completamente debajo de la lluvia.
-No lo sé—murmuró—Esto es confuso. Mario amaba a mi mamá y ella nunca le mostró mucho interés. Sé lo que se siente

“Golpe bajo” pensé recordando que yo tampoco notaba mucho a Frank antes.
-Supongo que buscaré a Gerard
-¿Qué?

Me detuve en seco tratando de digerir lo que acababa de decir mi alma gemela.
-Sí, Scar.  Debo buscar más ayuda, no quiero vivir con Mario. La situación podría llegar a ser más dura de lo que ya es y quizá pueda a asesinarme a mí también—intentó mirarme obviando que yo era invisible—Tengo miedo, Scarlet.
-Bueno…--pensé—Si piensas que esa es la solución, entonces busca a Gerard.
-¿Estarás conmigo siempre?
-Sí tienes miedo realmente—afirmé
-Sí, demasiado. Por eso te pregunto si estarás conmigo siempre. Espero que si alguien llega a amenazar mi vida estés ahí.
-Siempre estaré, Frank.
-Bueno—miró el cielo—Voy a buscar un teléfono público y trataré de obtener el teléfono de Gerard. Espero me ayude.
-De acuerdo


Frank volvió a caminar.
-Scarlet
-¿Qué?
-¿por qué llueve tan fuerte hoy?
-tu madre está llorando
  Frank volvió a abrir los ojos

-¿Es poesía lo que me cuentas?—comenzaba a hablar fuerte pues los golpes de cada gota sobre la tierra hacían gran escándalo
-No, claro que no.
-¡No puedo verte otra vez!

  De nuevo me concentré para que lograra hacerlo. Esta vez fue más rápido.
-¿Ya?
-Sí—sonrió mientras andaba a paso veloz sobre la lluvia escandalosa—Scarlet
-¿Qué?
-¿Crees que si llamo a Gerard me ayude?
 -¿Estás loco?—le dije hablando igual de fuerte
Llegamos al supermercado donde se encontraban las prostitutas que deseaban a MI Frank.
-Gerard es buen amigo. No me ha hecho nada malo a mí.

Tal vez Frank tenga razón.

Lo único importante es que salga de su casa por siempre… Huir, eso, huir es lo mejor
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