18 ago 2011

My Murder: Capitulo 9

"Dame un disparo para recordar"
(MCR "Gimme a shot to remember)

Voy Caminando de la escuela a mi casa.
No quiero cruzar el bosque por en medio
Me da miedo. Siempre trato de andar por la orilla para no perderme
Esta vez me decidí a pasar por en medio
debía ser valiente por una vez en mi vida.
Ya eran como las cinco de la tarde, comenzaba a verse más denso por dentro
Caminé un buen rato.
Cuando iba a la mitad me percaté que un chico
me observaba desde unos seis metros de distancia.
 Entonces decidí probar algo.
Me detuve. Y el muchacho también lo hizo. Se veía algo nervioso.

Me está siguiendo, pensé.
Así que decidí andar un poco más rápido para que no lograra alcanzarme.
Lo último que me hubiera gustado era tener una persecución
después de un buen día en la escuela.
Logré oír mis propias pisadas sobre las hojas secas, seguidas por los pies de él.
Me concentré en seguir escuchando mientras andaba rápido y miraba hacia el pasto.
Entonces, la paranoia se fue cuando dejé de escuchar sus pisadas siguiendo las mías.
Alenté mi paso creyendo que todo estaba mejor,
seguía mirando las hojas sobre el suelo.
De pronto choqué contra algo.
¿Un árbol?
Ojalá hubiera sido un tonto árbol.
-Hola-saludó sonriendo. Subí la cabeza para mirarlo.
-¿hola?—respondí nerviosa. Él comenzó a caminar alrededor de mí.
-¿Cómo estás, linda?—preguntó mientras volvía a pararse en frente mío y yo
lograba ver esos hermosos ojos avellanados.
-B-bien, creo… oye, debo irme ¿sí? Tengo prisa
Y me separé de él echando a correr. Temía lo peor, siempre la abuela me advirtió que no hablara con extraños.
Después de correr unos metros alejados de él me cansé.
-Genial, eres increíble, Scarlet—murmuré a mi misma—Ya no tienes buena condición
Y de nuevo apareció él ante mí.
-¿A dónde vas, preciosa?—preguntó con voz aterciopelada. Esa voz… me cautivaba.
-Ah… yo…--tartamudee agitada.
-Mejor vente conmigo, Scarlet—añadió sonriente.
-¿Cómo sabes mi nombre?
-Pregunta incorrecta—dijo una voz. ¿Quién era?
Un hombre pálido y más alto que ese muchacho acosador y yo estaba atrás de mí.
Entonces traté de correr de nuevo yéndome a la izquierda.
Pero el otro hombre me tomó del brazo, sus reflejos me tomaron por sorpresa y no pude hacer nada más.
-¡Frank! Ayúdame—gritó mientras me cargaba y me ponía un pañuelo sobre la nariz.
El mencionado me tomó del torso y yo comencé a dar patadas por todos lados, pero esto no sirvió de nada. Aquél pañuelo mágico me hizo dormir profundamente.


Recuerdo que tiempo después, amanecí en un lugar baldío, no podía moverme, mis muñecas y tobillos estaban atados a un poste de madera.
Traté de articular algo, pero no lo logré. Un gran calcetín me obstruía la boca.
-Le hablaré a Mario—dijo el hombre alto.
-Bien…--contestó Frank desde la gran roca donde estaba sentado con las rodillas sobre el pecho—Has lo que quieras. Ya no importa. No quiero estar aquí.
-Si no lo haces le diré a Mario—apuntó el hombre alto.
-Bien… Me callaré
-Perfecto.
Ese hombre no me daba muy buena espina.
 Marcó un número con su celular. Comenzó a hablar y hablar…
-…sí, sí sus padres… Está todo bien…
¿Mis padres? ¿Qué tenían que ver mis padres? Oh, no. Entonces esto ya estaba planeado.
-¿Qué hacemos con ella?—preguntó insistente—Bien… luego hablamos, jefe.
Y colgó.

Volteó a mirarme. Yo intentaba escapar.
-Oh, pero miren quien se quiere hacer la fuerte—dijo burlón
-¿Por qué te gusta molestar a la gente?—interrumpió Frank mientras se levantaba de su asiento y luego comenzaban a acercase a mí juntos.
El otro hombre me quitó el calcetín.
-Bien, ¿tienes algo que decir?
-¿Quiénes son ustedes?-fue lo único que se me ocurrió.
-Bien, yo soy Gruñón y él se llama Tontín—rió.
-Qué gracioso-dijo malhumorado el muchacho de ojos avellana.
-¡Cállate!
-¿Por qué estoy aquí?
-Porque te van a comer los lobos, pequeña—intentó asustarme
-Sí, sí… y luego vendrá el coco y te dará un pastel de chocolate—volvió a interrumpir el más joven, con sorna.
-te dije que te callaras—ordenó mientras le propinaba una cachetada—Siempre lo arruinas.
-Respóndeme—ahora fui yo quien ordenó
-Uy, qué delicada… Bien, la cosa es…--sacó una daga de su abrigo—que si no haces lo que yo te pida morirás, ¿entendido?—la puso sobre mi mejilla.
Solté un gemido.
-Ya déjala, tiene miedo
Y de nuevo me pusieron el pañuelo haciendo que durmiera…
~

-Lo demás ya lo sabes, Scarlet—me dijo la pequeña de vestido azul interrumpiendo ese recuerdo y haciendo que la imagen se congelara--´Vámonos
-¿Entonces… así fue como me raptaron? ¿Qué tienen que ver mis padres en esto, pequeña?
-Una cosa a la vez, Scar.

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