31 ene 2012

My Murder: Capítulo 18

"Donde el alma se encuentra con el cuerpo"
(Death Cab for Cutie)

Miré el reloj del buró, las 8:30 am y Frank aún no despertaba. Seguía respirando tranquilo sobre la cama de Gerard, tenía una leve sonrisa dibujada en sus labios. Nunca lo había visto dormir tan… contento. Yo simplemente lo observaba desde arriba, sentada sobre una repisa llena de polvo.

 Horas antes, Frank había mencionado que me amaba. No sabía qué hacer o decir. Cuando por fin tuve las agallas de responderle que yo también, él ya estaba roncando levemente.

-Vámonos—escuché una vocecita, venía desde abajo, en el suelo del dormitorio.
-¿Qué haces aquí?—le pregunté a la pequeña Scarlet.
-Baja, por favor—ordenó con voz calmada.

 Cuando ya me encontraba en el suelo, ella me sonrió y tomó mi mano.
-Tenemos que irnos.
-¿Por qué?
-Ya que a Frank ya se le acomodó en la cabeza que sí te quiere y hasta logró decírtelo. Debemos consultar al jefe supremo.
-El jefe supremo—repetí intentado adivinar quién era.
-Hay una propuesta para ti.
-¿propuesta?
-Es algo sobre Frank, tú y tu propia vida.
-¿Mi vida?
  Mi vida ya no estaba en juego desde hace unas semanas. Ya casi un mes de muerta. ¿Qué podría hacer yo por mi vida? ¿Tratar de encontrarla a pesar de haberme muerto e incluso asistir a mi propio funeral?

-Te lo explicaré cuando regresemos al quinto cielo. Donde encontramos a Bob, o Cupido, como quieras llamarlo.
-¿Debo dejar a Frank?—pregunté temerosa y lo miré otra vez. Seguía tranquilo, como hace unos minutos. El sol de la mañana le golpeaba suave en la cara haciendo relucir más sus facciones perfectas.
-No necesitarás, por ahora, hablar con él.
-Pero… yo quería quedarme



 Antes de que pudiera decir nada más, todo volvió a moverse ante mis ojos y luego ya estábamos entre la blancura inmensa el quinto cielo. De nuevo el júbilo me llenaba el alma fría que tenía, como la primera vez que me encontré aquí.

-Ni siquiera me dejaste decirle adiós a Frank.                 
-No hay razón.
-¿Sabes? A veces me da miedo confiar mucho en ustedes, los ángeles del quinto cielo. Porque temo que algún día me mentirán para quedarme en ese lugar y jamás volveré a verlo.
-No hay razón—repitió ella mientras andábamos a paso ligero entre el suelo, descalzas.
-¿Por qué hay que ir con el jefe supremo de este lugar?
-Debes responder afirmativamente o negativamente, dependiendo de lo que realmente quieras.
-¿A qué pregunta?
Ella se detuvo, seguía tomándome la mano.
-Scarlet—habló una voz de quién-sabe-dónde
-¿Sí?—contesté con un poco de miedo.
-Es el jefe…--me susurró la pequeña apretando mi mano.
-¿Cómo te sientes?—me habló la voz anónima
-Bien. Supongo…
-Scar, sabes que en la vida se hacen sacrificios y se toman desiciones.
-Sí, lo sé—hice una pausa—Pero yo ya no estoy viva, señor.
  Me daba aún un poco de miedo su anonimato ante mí. Moví mis ojos entre la blancura del lugar intentando encontrar alguna silueta, pero por más que busqué, no vi nada.

-Scarlet. De eso hablo. De vivir.
-Vivir—repetí para mí
-Sí, Scar
-Señor, vivir, para mí ya no es una opción
 Y eso era verdad. Desde la semana pasada mi corazón había dejado de palpitar y mi cuerpo comenzó a pudrirse… Lo cual me da algo de asco ahora. Jamás lo había pensado.
 Imaginarse a sí mismo en una tumba, pudriéndose y siendo comido por animales más pequeños no es algo tan interesante.
-Pero nosotros ahora te traemos esa opción—objetó la voz con seguridad. Miré hacia mi derecha, la pequeña Scarlet sonreía.
-No entiendo.
-Scarlet, el asunto que te trae conmigo, se trata sobre eso; la vida. Esto gira en torno a Frank y tú
-La vida, Frank y yo—dije intentando adivinar
-Exacto
-¿Frank morirá?—pregunté preocupada. Porque no iba a dejar que ellos también se llevaran su vida.  Yo ya perdí la mía, no me voy a sentar a ver como él también pierde la suya.

-No—respondió con voz dura, el jefe—Se trata de LA VIDA.
-De
acuerdo. Ya entendí—comenté con sorna—Mejor dígamelo todo por completo antes de que me confunda más
 Guardé silencio, el jefe invisible carraspeó la garganta y siguió.
-Esto se trata de tu vida. Y antes de que me digas algo más, quiero que sepas que sí, se trata de volver a vivir.
-Te dije que ellos hacían excepciones—me susurró la pequeña Scarlet.
-¿Yo, revivir? Creí que había muerto para cumplir mi misión de ‘alma en trancisión’


Momento.
¿El jefe del quinto cielo me estaba proponiendo, de forma anónima, volver a la vida?

-Es una clase de reencarnación—contestó. Supongo que había leído mi pensamiento, como Linda, la madre de Frank.
 
 Seguí guardando silencio. Yo jamás había creído en la reencarnación o algo parecido, de hecho nunca me pregunté qué habría después de la muerte, siempre supuse que no habría nada más y dejaba el tema inconcluso en mi cabeza. Tan confuso era eso para mí, que nunca más decidí hablarme a mí misma de ello, ni siquiera quise creer en alguna segunda vida, dimensión o la reencarnación.

  La verdad es que, ahora que lo pienso, jamás tuve miedo de morir. Pero tampoco deseaba que me sucediera.

 Y he de confesar que, después de una semana de muerte, extraño mi vida.
-¿Scarlet?—me llamó la pequeña apretando varias veces mi mano.
-¿Qué?
-¿Qué dices?—habló el jefe del quinto cielo
-¿En qué consiste esto de revivir?
-Te aclaro una cosa, Scarlet: no regresarás a la Tierra de los humanos con el mismo cuerpo. Ya te escuché pensando y tienes toda la razón: tu cuerpo está podrido ahora que has cumplido una semana de fallecida.
  Su comentario sobre mi moribundo cuerpo me dolió un poco.

-Estoy de acuerdo, de alguna manera—contesté con voz queda.
-Bien—hizo una pausa y carraspeó la garganta por segunda vez—Recordando que no has podido hablar con Frank de nada en cuanto a ti misma, decidimos hacerte regresar para que logres completar tu ‘misión’. Esto sucederá de una manera interesante. Tu alma entrará en el cuerpo de alguien que está a punto de morir.
-¿y después? ¿Será alguien a quién Frank conozca?
-esa es otra cosa que tendrás que lograr…--me explicó la pequeña Scarlet con voz quejumbrosa—Harás que Frank te conozca.
-¿Y cómo voy a hacer eso?
-No lo sé—interrumpió el jefe—Pero debes apurarte a responderme, estamos llegando al momento de su agonía.
-¿
Por lo menos será una muchacha, como yo?
-Claro que sí. Tienen similitudes.
-¿Tendré que usar su nombre?
-Claro.
-Entonces… acepto.

***


La pequeña Scarlet de vestido azul me hizo firmar un contrato
-Espero estés segura de todas las letritas chiquitas, Scar—me había dicho antes de que yo pudiera escribir mi nombre sobre aquella línea color dorado.
-¿Cuáles letras chiquitas?
 La pequeña suspiró y leyó:
-
Queda estrictamente prohibido querer ayudar a alguien a cruzar la línea entre la muerte y la vida. No puedes comentarle a nadie más que a ‘tu asunto’ –es decir, Frank- sobre lo que está pasando, de lo contrario estarás destinada a un descanso no digno de un alma buena. Si tu asunto muere antes que tú, tu castigo al no cuidarlo será una sentencia de cinco años viva en la tierra de los humanos sin tu alma gemela. Esto será algo difícil, ya que este contrato sirve para romper las leyes de la naturaleza.

-¿Qué más?
-Dice que al firmar el contrato, estás aceptando en llevarte a tu asunto, es decir, Frank, a donde sea que debas ir.
-¿Cómo? No entiendo
-O sea que si tú mueres antes de sacar a Frank de la mala vida que tiene, él también morirá. Lo bueno de esto es que, por lo menos, te dejarán morir con él. Lo malo es que le quitarán la vida sin razón humanamente aparente y aparte no los dejarán reencontrarse en ninguno de los siete cielos.
-Espera un momento ¿Hay siete cielos?
-Así como hay siete infiernos—contestó ella seria con los ojos plantados en el papel.
-Entonces…  lo que va a suceder es que, debo regresar en otro cuerpo, conseguir que Frank me conozca y logre entender que soy yo, lograr que él viva antes de terminar mi misión y si no lo hago entonces moriremos juntos.
-Romántico ¿No lo crees?
-Un poco—respondí con miedo
-Aquí dice, también, que si todo sale bien, quizá te dejen vivir en ese cuerpo un año más, pero que normalmente las almas  deciden regresar a ser eso; almas.
-O sea que si le ayudo a Frank y no muere ¿Puedo quedarme con el cuerpo un año más?
-Sí
-¿y si no quiero?
-Tendrás que morir de nuevo.


    Respiré hondo intentando reflexionar.
.-Regresar a la tierra; eso ya estaba digerido. Yo quería volver a vivir.
.-Encontrar a Frank con mi otro cuerpo: casi…
.-Hacer que Frank conozca la historia completa y luego sacarlo de sus apuros.
y por último…
.-Morir de nuevo.
   Esto es más difícil de comprender. Pero mi suerte no podía ser tan mala.
-Oye—dije tímida
-¿Sí?
-¿Estarás ahí cuando tenga problemas?
 La pequeña Scarlet sonrió mirando el suelo y guardó silencio unos segundos para luego responder.
-Claro que sí.
-Dame esa pluma—le pedí llena de confianza.
   La niña me extendió una pluma. Pero no era de esas que usamos ya todos. Era como una pluma de ave, sólo que… no logré identificar qué clase de ser volador poseía una pluma tan bella.
   La observé con cuidado entre mis dedos, brillaba un poco con la luz blanca que el quinto cielo tenía de manera natural.
-Es de ángel del séptimo cielo—al parecer la niña de vestido azul leía mis pensamientos—Hermosa ¿Verdad?
Yo sólo asentí mirando el espacio en blanco del papel y luego la pluma resplandeciente.
 Entonces, firmé con mi nombre completo.
-Ya está—fue lo último que escuché de su voz de niña antes de sentir que caía.
*


Fue como si las densas nubes que me sostenían en el 5º cielo, se hubieran desvanecido para soltarme y jugarme una mala broma dejando que la ley de la gravedad influyera en mi ser fantasmal.
  Grité de la manera  más espantosa posible, volví a temer. Tuve miedo de morir a pesar de saber que ya me había sucedido.


Quise agarrarme de una estrella, pero el cielo se movió de manera extravagante y no me dejo sostenerme de nada.


  En el camino descendente vi imágenes de alguien sonriendo, de alguien llorando, gritando, viviendo, y luego esa misma persona estaba en el hospital.
¿Era acaso la vida del cuerpo que yo iba a ocupar?


  “Cuando hayas llegado a la tierra, ya habrán pasado nueve meses”
Habló la voz de Linda, el ángel auxiliador.
-Pero si no voy a volver a nacer, literalmente.
“Es como si lo hicieras”


Y seguí descendiendo, el camino del quinto cielo a la tierra humana era algo largo, me sentía como un meteorito irrumpiendo en la tranquilidad del planeta.
~
Después de varios minutos, comencé a escuchar más voces, pero yo seguía cayendo. Luego mis ropas roídas fueron cambiadas de una manera violenta por una bata de hospital, mis uñas cambiaron, mi cuerpo también… todo esto en cuestión de segundos.


Acto seguido; mi cuerpo impactó contra una camilla.
“No te vayas” decía un joven.
Mi alma dio un choque eléctrico con aquél cuerpo extraño, haciendo que se agitara agresivamente. El muchacho tomó la mano del cuerpo moribundo.
"Serías de las pocas personas que veo morir" susurró.

 Y abrí los ojos llena de miedo. No sabía qué iba a pasarme. Tomé una bocanada enorme de aire haciendo a mis pulmones reaccionar.
 -¿Qué demonios...?-murmuró la misma voz humana que hace un momento pedía a mi cuerpo regresar.
   Me levanté de la camilla, y él me sonrió con lágrimas en los ojos.
-Helena. Estás bien.

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